Para trabajar en eventos hay que ser puta (nota para quienes no comparten mi sentido del humor: este post es irónico)
Querida amiga recién licenciada en periodismo, o publicidad, que me mandas tu curriculum para trabajar en una agencia de eventos:
A parte de que no hay vacantes ni en la cara oculta de la Luna, he pensado escribir este post para animarte a seguir la pasión de tu vida solo y exclusivamente si eres multitarea, ordenada, bien relacionada, políglota, equilibrista, y especialmente si estás buena. Si no, déjalo por imposible.
Mi teoría es que si eres mujer y tienes la suerte de estar buena, y encima pareces un poco puta, lo tiene arreglado. No hace falta serlo, basta con parecerlo, porque el mundo de los eventos sigue siendo fundamentalmente un mundo controlado por el género masculino y hay que jugar las cartas de las apariencias.
Sabes el típico caso del potencial cliente o jefe barrigudo, casado y con hijos que te propone una cena para hablar de un proyecto? Alarma. Qué querrá este, darte un trabajo o ligar? Intentas cambiarlo a café, almuerzo o cerveza antes de cenar, pero la táctica no funciona, así que te pasas toooda la cena halabando a tu novio, explicando tus planes de vacaciones románticas hasta 2015 e intentando sonsacarle información sobre el dichoso proyecto. Y hasta que te confiese que aún no lo tiene firmado o que la fecha prevista es octubre de 2026 no puedes escaquearte: tienes que quedarte tomando sorbitos de vino con una sonrisa tonta, por si las moscas. A veces efectivamente el evento se realiza y te lo has ganado por tu cara bonita, dejándote invitar a cenar. Otras veces pierdes la apuesta.
Está claro que no te meterías en este negocio si no te gustara el riesgo. Por otro lado, si sabes sonreir con un cierto grado de atractivo y te gusta escuchar, piensa que los que llevan las riendas de los eventos normalmente no se interesan por tu opinión, porque saben de sobra cómo organizar su congreso o su cena de gala, así que no hace falta siquiera tener una opinión al respecto. Basta con fingir coincidir con todas las ideas que el cliente o jefe ha expresado durante la cena, posiblemente usando sus mismas palabras para que se sienta halagado y le confirmes que es el mejor, con relativo subidón de autoestima.
Si sueñas con trabajar en eventos, querida y joven amiga, guarda algo de dinero para arreglarte la nariz y ponerte bótox en los labios: con esa eterna sonrisa entre ingenua y provocadora ya estás preparada para triunfar.
Alessia 😉